Si me vieran ustedes en algunas ocasiones con la pluma en la mano y el papel delante, buscando un asunto cualquiera para emborronar catorce ó quince cuartillas, tendrían lástima de mí. Gracias á Dios que no tengo la perniciosa, cuanto fea costumbre, de morderme las uñas en caso de esterilidad, pues hasta tal punto me encuentro apurado é irresoluto en estos trances, que ya sería cosa de haberme comido la primera falange de los dedos. Y no es precisamente porque se hayan agotado de tal modo mis ideas, que registrando en el fondo de la imaginación, en donde andan enmarañadas é indecisas, no pudiese topar con alguna y traerla, á ser preciso, por la oreja, como dómine de lugar á muchacho travieso. Pero no basta tener unaidea; es necesario despojarla de su extraña manera de ser, vestirla un poco al uso para que esté presentable, aderezarla y condimentarla, en fin, á propósito, para el paladar de los lectores de un periódico político por añadidura. Y aquí está lo espinoso del caso, aquí la gran dificultad.
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