Papá debió volver muy tarde, porque cuando yo desperté en mi cama, sobresaltado al oír una exclamación, sonaron frías, lejanas, las dos de la madrugada. Yo no oí en detalle la conversación, de mis padres; pero no puedo olvidar algunas frases que se me han quedado grabadas profundamente.
–¡Quién lo hubiera creído! -decía papá. Tú conoces a Luisa, sabes cuán honorable y correcto es su marido.
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